Unciré con el néctar de las flores más dulces
tus pechos palpitantes como el aire de mayo.
Pintaré tus mejillas con jugo de cerezas
y vestiré tu cuerpo con rumores de pájaros.
Te haré un palacio azul en la flor de la
aurora,
y pondré una corona, de claveles y nardos,
en tu rubia cabeza como un sorbo de miel,
y escribiré poemas de ilusión en tus labios.
Me abrazaré a tu cuerpo con mi ola de carne
y me hundiré en los lagos de tus ojos
románticos,
y buscaré en tu esencia el maná de la vida
para nutrir mi alma de su alimento mágico.
Amor…¡y nos iremos silbando alegremente
hasta que Dios nos haga poesía entre sus
manos!
JUAN CERVERA
SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA
TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma
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