sábado, 14 de diciembre de 2013

......

Dejamos que se pudra
la soledad
en su escritorio de silencios
de lámpara y de polvo,
de charla con los muertos,
con su taza
rebosante y nocturna
de nosotros mismos.
Dejamos que se pudra
como cactus marchito.
Dejamos que se pudra
esa soledad tan solitaria
de arañas de seda.
Nos la llevamos,
en tanto que se pudre aquella,
a estar sola
entre las borrascosas calles
y la metemos a un bar
y la cogemos gritando
y la bailamos bailando
y la llevamos de paso
hasta por fin
eyacularla por completo
de nosotros
en un recipiente que también espera,
mientras gime, suntuosa,
vaciar su soledad desesperada.

Abraham Peralta Vélez 5 de diciembre de 2013


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

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